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Tal y como había previsto anoche acabé el libro de Ana Mª Matute.
La historia cuenta las vencías de Adriana una niña "mala", nacida "cuando sus padres ya no se querían", como dice la propia protagonista al comienzo de la obra, vive en medio del rechazo de su madre y sus hermanos, arropada por los sirvientes de la casa, comparte sus vivencias con otro niño "raro", Gavi, que vive en el mismo edificio acompañado por su ayo y abandonado a la vez por su famosa madre.
En la atmósfera mágica del cuarto oscuro y de los pasillos solitarios de su casa cabalga el unicornio que transforma los cristales de la lampara del salón en estrellas luminosas y que es capaz de hacer que nieve dentro de el patio acristalado del edificio.
Las figuras adultas en la novela pasan por una madre egoísta, una hermana, caprichosa, unos hermanos displicentes, a las figuras de unos criados que son el refugio, consuelo y cómplices de los dos niños.
La relación entre ellos se desarrolla en medio de confidencias, juegos y lecturas de cuentos compartidas, todo ello en la atmósfera del comienzo de la guerra civil Española, solo insinuada.
Con un final triste, cuenta la rebeldía de la protagonista y su afán de romper con los convencionalismos que parecen ahogarla.
Como siempre, Ana Mª Matute, me ha cogido de la mano y me ha llevado, casi en volandas por las páginas de su libro, dejándome con las ganas de seguir leyendo aún más.
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